Hito mundial: Punta Arenas tendrá el primer acuario de especies vivas antárticas en Latinoamérica
Tiempo de lectura: 3 minutos Punta Arenas se prepara para consolidar su rol como puerta de entrada a la Antártica con la construcción del Centro Antártico Internacional (CAI).
Desde la costanera de Punta Arenas, frente al majestuoso estrecho de Magallanes, se gesta una obra que promete transformar la relación de Chile con el continente blanco. El Centro Antártico Internacional (CAI) se proyecta como un ícono arquitectónico y científico, un «edificio único en el mundo» según Ricardo Faúndez, jefe de la Unidad de Proyectos del Instituto Antártico Chileno (INACH).
Su corazón latirá en un acuario de especies vivas antárticas, un sueño largamente acariciado que permitirá al público observar de cerca la vida oculta de las gélidas aguas del océano Austral, desde peces y moluscos hasta equinodermos y crustáceos.
El concepto de un centro que integrara investigación, divulgación y turismo cultural en Magallanes ha sido un anhelo de décadas, pero ha sido en la última que ha tomado un impulso definitivo con el respaldo de instituciones como el INACH, el Gobierno Regional, la Universidad de Magallanes y el Ministerio de Ciencias. La visión es clara: posicionar a Chile como país antártico a la vanguardia, consolidando a Punta Arenas como la principal puerta de entrada al Continente Blanco.
Sin embargo, concretar un proyecto de esta magnitud, que incluye la «reconstrucción» de un bosque antártico y el funcionamiento de un acuario de vanguardia, ha implicado superar desafíos. La pregunta central era: ¿cómo trasladar y mantener con vida un trozo de Antártica en la costanera de Punta Arenas?
La respuesta comenzó a forjarse en 2017, con la implementación de prototipos de acuarios experimentales por parte del INACH. Un equipo multidisciplinario ha trabajado incansablemente desde entonces para ajustar parámetros de agua, salinidad y temperatura, logrando mantener alrededor de cuarenta especies polares en cautiverio, un hito inédito a nivel mundial. Algunas de estas especies incluso han sobrevivido más de cuatro años, generando un valioso catálogo vivo que será transferido al futuro acuario del CAI.
Este aprendizaje ha posicionado a Chile en el selecto grupo de países con acuarios polares, junto a Japón, Corea del Sur, Francia y Australia.
Ciencia, educación y conciencia climática
El acuario del CAI se perfila no solo como una atracción turística, sino una plataforma científica y educativa. Para Alejandro Font, jefe de la Sección de Plataformas Científicas del INACH, su objetivo es doble: democratizar el acceso al conocimiento antártico y permitir la experimentación prolongada en condiciones controladas.
Esto facilitará estudios sobre bioindicadores de cambio climático en especies clave como la almeja Laternula elliptica o el pez Harpagifer, proyectando investigaciones interdisciplinarias en escenarios realistas de cambio climático, algo sin precedentes en la ciencia polar nacional.
Un logro fundamental en este proceso ha sido el desarrollo de un biofiltro único a nivel mundial, resultado de años de ingeniería y pruebas continuas. Este dispositivo asegura la estabilidad de los parámetros de agua, vital para especies extremadamente sensibles. Más allá de la ciencia, el director del INACH, Gino Casassa, enfatiza el rol museográfico del acuario, buscando difundir los resultados de la investigación y acercar la ciencia a la ciudadanía. Actividades educativas con estudiantes ya se han realizado en el prototipo, sembrando el interés por la Antártica en las nuevas generaciones.
El CAI, con más de 5.600 m² de museografía y 3.600 m² de laboratorios de clase mundial, no solo será un polo de atracción científica y cultural, sino también un motor de desarrollo regional. Se espera que impulse el turismo, generando mayor permanencia de visitantes en Punta Arenas y, con ello, un impacto económico significativo.
Pero su mensaje va más allá: el acuario del CAI buscará transmitir una profunda reflexión sobre la triple crisis planetaria –cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación– que también afecta a la Antártica. Al investigar cómo las especies bioindicadoras reaccionan a contaminantes emergentes o a variaciones de temperatura, el centro ofrecerá datos cruciales para la conservación global.
Cuando el Centro Antártico Internacional abra sus puertas, Punta Arenas se convertirá en la única ciudad latinoamericana donde se podrá observar la fascinante vida marina polar sin cruzar el océano.