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Del aire al plato: Cómo la tecnología espacial inspira la proteína del futuro

Del aire al plato: Cómo la tecnología espacial inspira la proteína del futuro

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Tiempo de lectura: 2 minutos Un proyecto que nace de la carrera espacial propone una solución para la escasez alimentaria global: la producción de proteínas a partir del aire.

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La búsqueda de fuentes de proteínas sostenibles se ha convertido en una prioridad global, impulsada por el crecimiento demográfico y los desafíos que impone el cambio climático a la producción agrícola tradicional. En este contexto, la innovación emerge como una alternativa para asegurar el futuro alimentario de la humanidad.

Recientemente, Chile fue el escenario del XXI Seminario Internacional Alimentación del Futuro, organizado por la Fundación Copec-UC, un evento que congregó a expertos y proyectos de vanguardia, entre los que destacó una propuesta: Air Protein, la «proteína del aire».

Esta iniciativa no solo promete una alternativa nutritiva y versátil a las proteínas convencionales, sino que también ofrece un camino frente a la creciente escasez de recursos como el agua y los suelos fértiles.

Del espacio a la mesa

La Dra. Lisa Dyson, CEO y fundadora de Air Protein y doctora en Física por el MIT, fue una de las principales expositoras en el seminario. Durante su presentación, reveló que la idea de generar proteína a partir de componentes del aire no es nueva; de hecho, sus orígenes se remontan a las décadas de 1960 y 1970, en plena carrera espacial hacia la Luna.

En aquel entonces, la NASA exploraba métodos para «reciclar» el CO₂ exhalado por los astronautas, convirtiéndolo en nutrientes esenciales para su supervivencia en misiones de larga duración. Esta visión futurista, aunque no se completó en su momento, fue desarchivada y revitalizada por Dyson y su equipo, dando origen a Air Protein.

Utilizando una tecnología de fermentación elemental, similar a la empleada en la elaboración de productos cotidianos como el yogur o el queso, Air Protein combina elementos del aire con cultivos de microorganismos unicelulares. Estos cultivos, cuidadosamente seleccionados por su capacidad de producir proteínas de alta calidad, son alimentados con los componentes aéreos, agua y energía.

El resultado es una harina rica en nutrientes, con más del 80% de contenido proteico, que incluye todos los aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales biodisponibles. Este producto final es altamente digestible y ya cuenta con la certificación GRAS (Generally Recognized As Safe) en Estados Unidos, lo que abre las puertas a su implementación comercial.

El futuro de la alimentación sostenible

En San Leandro, California, su «granja de aire» ha demostrado la versatilidad de esta harina, creando desde pastas y productos horneados hasta yogures y cremas, e incluso reemplazando lácteos y huevos en diversas preparaciones.

Las «granjas de aire» no dependen de las condiciones climáticas o del tipo de suelo, lo que permite su instalación en casi cualquier lugar y una rápida adaptación a las necesidades de producción. Su mayor ventaja es su huella ambiental: la Dra. Dyson enfatizó que Air Protein «requiere miles de veces menos agua que los cultivos tradicionales y puede ser carbono negativo, es decir, puede reducir más carbono del que emite».


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