Premio Nacional de Ciencias 2024 advierte sobre los riesgos de humanizar la tecnología

Los últimos avances e integración de la inteligencia artificial avanzan rápidamente. Distintas iniciativas incluyen esta tecnología en la medicina, el arte y la educación, un ámbito que ha sido objeto de intensos debates sobre el uso de la IA en las salas de clases y la vida en general.

Para el Doctor en Ciencias de la Computación y Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2024, Ricardo Baeza-Yates, este fenómeno es difícil de detener, algo que hace urgente una regularización frente a sistemas que están siendo «humanizados».

«Yo creo que está aumentando la humanización, es decir, cada vez hay más gente que piensa que estos sistemas piensan, razonan. Decimos que leen y escriben y no entienden nada, decimos que ven pero tampoco entienden el mundo. Usamos muchos verbos que son humanos», advierte el científico.

«Al final del día sólo son fórmulas matemáticas y ese es el problema. Aunque parezca que nos imitan tan bien, no son como nosotros», suscita el académico.

El riesgo de un mal uso

Frente a la ausencia de monitoreos y regulación por entidades nacionales o internacionales, el especialista en algoritmos alerta además los daños para la sociedad, como la política o la salud mental.

Sin embargo, pese a este tenso panorama, destaca su función en la medicina actual. «Yo creo que la salud es uno de los mejores campos de aplicación porque hay temas genéticos que indican causalidades reales. Muchas veces también esas inteligencias artificiales se usan para comportamiento humano donde hay menos ciencia. En el caso de la medicina, sabemos que tenemos el mismo ADN, sabemos que hay cosas que se transmiten vía genética (…). Yo creo que esa es una área donde podemos hacerlo mejor».

Por otro lado, en cuanto al latente temor y la creencia de que la IA podría reemplazar a las personas, Baeza se muestra contrario y enfatiza que su empleo se utiliza para «potenciar personas» y entregar apoyo a los profesionales.

«Si dejamos que la inteligencia artificial haga todo lo que nosotros deberíamos hacer, ese es un problema grave a largo plazo. La pereza de permitir que haga tareas, por ejemplo, significa que se va a estar perdiendo parte de la humanidad», reflexiona el Premio Nacional en Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2024.

Hacia un uso responsable de la IA

En el entorno académico, una gran preocupación del académico es el uso ilimitado de estas tecnologías. Pese a que ve la utilidad de estos algoritmos, Baeza es enfático en emplear un uso responsable, que va de la mano con un tiempo limitado, algo que impacta directamente en el aprendizaje de los estudiantes.

«Los estudiantes suponen que es cierto y puede no ser cierto. Si uno no está consciente de eso puede empezar a creer cosas que no son ciertas y que parecen ciertas porque están muy escritas. Eso es un problema, sobre todo si uno está intentando aprender historia o conceptos básicos»,

Finalmente, el informático piensa en no humanizar la tecnología como un mensaje central para no traspasar el límite entre lo real y lo ficticio.