Tierra de Volcanes: Cómo se construyen los mapas de riesgo y peligro volcánico en Chile
Tiempo de lectura: 2 minutos Con el objetivo de reducir los riesgos y pérdidas en momentos de actividad volcánica, el Instituto Milenio Ckelar Volcanes trabaja en mapas de riesgo que revelan los impactos de estos gigantes de lava.
Para conocer con precisión la actividad volcánica en Chile, los mapas de peligro, riesgo y vulnerabilidad juegan un rol clave en el análisis de su comportamiento, asegurando además una comunicación fluida con la comunidad.
En un nuevo capítulo de Tierra de Volcanes, el investigador del Instituto Milenio Ckelar Volcanes, Alfredo Esquivel, explica que estos mapas son el producto de otras subáreas de la vulcanología. «Es el resultado final de comprender lo más importante que, en la evaluación de la volcanología, es cómo nos impacta a la sociedad, no sólo a la población y a los seres humanos, sino a la economía, a los animales, a la infraestructura en general».
Esta «torta» separada por capas, como detalla el investigador, se divide en distintas secciones que analizan desde aspectos geológicos de los depósitos volcánicos, hasta el riesgo volcánico que combina los peligros con la vulnerabilidad.
En esta primera dimensión, con el objetivo de entender el historial de cada volcán, los investigadores se anticipan con la literatura disponible y el registro eruptivo. Una vez familiarizados con el material bibliográfico, los vulcanólogos trabajan in situ, donde toman muestras de depósitos antiguos, que analizan en laboratorios, para finalmente comprender la intensidad del peligro volcánico.
«Uno de los intereses con los volcanes es que hay multipeligro. A partir de una erupción volcánica, puede ocurrir una dispersión de ceniza volcánica, flujos piroclásticos y proyectiles balísticos. Para cada uno de esos, es necesario abordarlo de manera distinta», agrega el investigador.
Mapas de riesgo volcánico
Una vez analizada la «torta» de datos, los investigadores avanzan con los mapas de riesgo volcánico, considerando información sobre simulacros y evaluaciones o zonas de seguridad ante la erupción volcánica, aspectos clave para la organización y prevención de riesgos en la ciudadanía.
La categoría más alarmante en momentos de actividad volcánica, como señala Esquivel, son las zonas de peligro (o zonas rojas) que contemplan alrededor de 5 km circundantes al volcán. En un escenario en el que muchas personas viven en las cercanías de los volcanes,o reciben en gran cantidad a turistas, fortalecer la cultura de desastres es relevante para aminorar los daños, trabajo que se desarrolla constantemente en el país.
«Chaitén marcó un antes y un después, desde ese punto de inflexión ha habido un crecimiento no solamente en cuanto a nivel institucional e inversión pública, sino que también a conocimiento de la población. (…). Hay un crecimiento pero obviamente todavía falta mucho para llegar a las primeras potencias que son Estados Unidos, Japón, a nivel de conocimiento volcánico», destaca el investigador.
Otro desafío, de acuerdo con Esquivel, es aumentar la cantidad de instituciones que se complementen en el análisis de riesgo volcánico, además de robustecer las inversiones en las instituciones gubernamentales que ven estos peligros geológicos en general y «complementarlos desde la academia con las investigaciones científicas que hacemos».
Para lograr una cultura de prevención eficaz, alternativas como videojuegos, ferias científicas y encuentros informativos son fundamentales también para acercar la ciencia a la ciudadanía. En esa misma línea, los mapas de peligro, vulnerabilidad y riesgo volcánico liderados por el Instituto Ckelar Volcanes, se encuentran disponibles en sus artículos de investigación.