Tierra de Volcanes: La petrología experimental, viajes al interior de la Tierra
Tiempo de lectura: 2 minutos En un compromiso de aportar a la prevención de riesgo de la actividad volcánica, la petrología se encarga de fundir rocas a 1.500°C para estudiar el comportamiento y características del magma.
El estudio de volcanes no se limita a su comportamiento y actividad, sino que también se enfoca en otras áreas de estudio, como la petrología. En un nuevo capítulo de Tierra de Volcanes, el doctor en Ciencias mención Geología e investigador del Instituto Milenio Ckelar Volcanes, Gabriel Ureta, explica que esta ciencia se encarga de «un estudio con respecto a la composición química y características del magma«.
Para comprender este elemento, los investigadores utilizan tecnología de punta que les permite fundir rocas. Se trata de una metodología que se basa en conocer las condiciones físico-químicas del magma. «Lo que uno hace es, básicamente, tomar la roca en terreno y después hacer análisis químicos».
Sin embargo, con la petrología clásica sólo es posible observar los valores estándar de la composición química. En ese contexto surge la petrología experimental, una técnica que permite fundir la roca hasta volverla viscosa y luego se enfría, conformando nuevamente la roca. «La idea es poder replicar las mismas condiciones, las formas de los cristales, el tamaño o el contenido, en una roca que uno está formando».
En palabras más simples, Ureta explica que este proceso se puede entender como un budín. «Uno come este budín, veo que tiene cinco chips de chocolate. Lo fundo nuevamente, trato de replicar a qué temperatura puedo formar esa cantidad de chips de chocolate para crear el mismo producto que tenía inicialmente».
Rol en la prevención de riesgo
Con una temperatura de aproximadamente 1.500 °C, los hornos se ubican en escasas zonas del mundo, como Francia, Australia y Alemania. «Más que por fundir la roca, es por el proceso que viene posterior a eso. La gracia de estos equipos es que después uno puede replicar las condiciones de que la roca está fundida (…) generando como una especie de erupción».
Ahora, ¿por qué se realiza este proceso? De acuerdo con el investigador, la finalidad es «saber a qué presión o temperatura se formó el magma, porque así uno puede calcular la velocidad a la que el magma puede subir a la superficie», permitiendo optimizar las estrategias de prevención ante el peligro volcánico, especialmente en Chile, donde existen cerca de dos mil volcanes a lo largo del territorio.
Un proceso «clásico»
Respecto al trabajo en terreno, el académico de la Universidad Andrés Bello (UNAB) explica que son expediciones clásicas, donde extraen muestras del mismo volcán, que luego son llevadas hasta el laboratorio. «El poder llegar a tomar esa muestra es lo complejo, dependiendo de la altitud en la que uno esté. Hay muchas veces que uno quiere saber las características de esta roca y que están cubiertas, entonces ahí varía un poco el esfuerzo físico y el tiempo de trabajo».
Con un promedio de siete días de exploración, la preparación física de los investigadores es una de las claves para sortear las condiciones de altura y clima.