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Trastornos alimenticios en hombres: ¿Qué señales requieren atención?

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 2 minutos El investigador del Centro de Estudios de la Conducta Alimentaria de la Facultad de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez, Emilio Compte, advierte que el uso de redes sociales contribuye a esta problemática.

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Estudios recientes y la experiencia clínica evidencian una preocupante tendencia: el aumento significativo de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en hombres. El investigador del Centro de Estudios de la Conducta Alimentaria de la Facultad de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez, Emilio Compte, explica las razones detrás de este crecimiento y la importancia de una detección temprana.

El panorama actual de los TCA en hombres es multifactorial. Compte señala que la pandemia de COVID-19 y la pospandemia jugaron un rol crucial en el deterioro de la salud mental, y, consecuentemente, en el aumento de problemas de comportamiento alimentario que también afectaron a los varones.

«Estamos identificando mejor los casos de TCA en varones y están perdiendo un poquito el estigma de tener una problemática de salud que era considerada exclusivamente problema de mujeres», explica el investigador.

Por otro lado, existe un incremento del comportamiento alimentario alterado, impulsado por el deseo de desarrollar musculatura. Las expectativas sociales modernas sobre el cuerpo masculino promueven un ideal de desarrollo muscular, lo que puede llevar a alteraciones patológicas en los patrones alimentarios.

A diferencia de los TCA tradicionales como la anorexia o bulimia, donde la meta es la pérdida de peso, en este caso la obsesión se centra en ganar masa muscular.

¿Cómo identificar los síntomas?

Uno de los factores que el especialista destaca es el impacto de las redes sociales y su rol como actor clave en este fenómeno. De acuerdo con Compte, las plataformas contribuyen con factores como la comparación social y física, el incremento de estereotipos y algoritmos que refuerzan contenidos con estereotipos y la cuestionable información que circula, dado que muchos jóvenes acceden a información sobre suplementos y métodos para mejorar el rendimiento físico, cayendo en la «auto-especialización» con pocos videos.

La obsesión por una dieta rígida, el aislamiento social por no poder comer fuera o la dependencia de suplementos no controlados son señales de alerta. El problema surge cuando la búsqueda de una mejor apariencia se convierte en una fuente de angustia, limita la vida personal o lleva a conductas de riesgo.

«Históricamente las sociedades siempre han ponderado algunos ideales corporales. Las personas, en mayor o menor medida, nos evaluamos en función de nuestra imagen corporal (…). Las personas con problemáticas de la imagen corporal y del comportamiento alimentario limitan su valoración personal a figura, peso y control», reflexiona Compte.


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