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Mentes creativas, cerebros jóvenes: Estudian el poder del arte contra el envejecimiento cerebral

Mentes creativas, cerebros jóvenes: Estudian el poder del arte contra el envejecimiento cerebral

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Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio internacional revela que participar en actividades creativas, desde la música y la danza hasta ciertos videojuegos, puede ralentizar significativamente el envejecimiento cerebral.

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Desde hace mucho tiempo, la creatividad ha sido valorada por su aporte cultural y personal. Sin embargo, por primera vez, una investigación científica a gran escala, publicada en la revista Nature Communications, conecta directamente la participación creativa con una protección medible de la salud cerebral.

El estudio internacional, liderado por el BrainLat Institute de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) y GBHI-Trinity College Dublin, subraya el potencial de diversas expresiones artísticas y lúdicas para mantener la mente joven y funcional.

Los investigadores analizaron datos de más de 1.400 participantes en 13 países. Estos fueron categorizados en expertos creativos (como bailarines de tango, músicos y artistas visuales), aprendices (individuos que recibieron entrenamiento de corto plazo en videojuegos que requieren habilidades cognitivas flexibles) y no expertos.

La creatividad como escudo neuronal

Los resultados mostraron que la participación sostenida en actividades creativas se asoció con cerebros «más jóvenes«. Incluso, los entrenamientos a corto plazo mostraron beneficios medibles, aunque más modestos.

«La creatividad emerge como un determinante poderoso de la salud cerebral, comparable al ejercicio o la dieta. Nuestros resultados abren nuevas vías para intervenciones basadas en la creatividad que protejan el cerebro frente al envejecimiento y la enfermedad», destacó el líder del estudio, Agustín Ibáñez.

Un aspecto del estudio es que no es necesario ser un experto para cosechar los beneficios. «De hecho, encontramos que los aprendices obtuvieron beneficios en breves sesiones de entrenamiento con videojuegos«, afirmó el autor e investigador en GBHI-Trinity College Dublin y la Universidad Adolfo Ibáñez, Carlos Coronel. Esto democratiza el acceso a estas estrategias de protección cerebral, sugiriendo que cualquier persona puede integrar la creatividad en su rutina diaria para mejorar su bienestar cognitivo.

«Relojes Cerebrales» para medir la salud mental

Para determinar la edad biológica del cerebro, el equipo de investigación utilizó modelos computacionales avanzados conocidos como «relojes cerebrales«. Estos modelos calculan una brecha de edad cerebral (BAG, por sus siglas en inglés) al comparar la edad cerebral estimada con la edad cronológica de una persona. Una BAG positiva indica un envejecimiento acelerado, mientras que una BAG negativa sugiere un envejecimiento resistente o «más joven».

Tradicionalmente, los relojes cerebrales se han empleado para evaluar influencias negativas en la salud del cerebro, como riesgos genéticos, exposiciones ambientales (exposoma) y desigualdades sociales. Sin embargo, este estudio es pionero al demostrar que estas herramientas también pueden capturar influencias positivas, como el impacto protector de la creatividad. Esto amplía el potencial de los relojes cerebrales, no solo como herramientas de diagnóstico, sino también como indicadores sensibles de experiencias que construyen resiliencia cerebral.

La creatividad como oportunidad de política pública

Los mecanismos protectores identificados en el estudio incluyen la promoción de redes cerebrales más eficientes y una mayor conectividad, especialmente en regiones vulnerables a la neurodegeneración. La plasticidad neuronal parece ser la clave, lo que significa que el cerebro es capaz de adaptarse y reorganizarse en respuesta a estas actividades creativas.

«Esto no es relevante solo para la neurociencia, sino también una oportunidad cultural y de política pública«, enfatizó Agustín Ibáñez, quien considera que las sociedades deben «reimaginar el envejecimiento saludable tanto desde ámbitos médicos como no médicos, como la creatividad, las artes y el juego».

La investigación sugiere que la creatividad podría prescribirse como una forma accesible y de bajo costo para proteger la salud del cerebro. Ya sea bailando tango o inmerso en un videojuego de estrategia, las diversas experiencias creativas comparten un hilo común: refuerzan las conexiones cerebrales que son vulnerables al envejecimiento acelerado.


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