¿Cómo la sequía cambió a comunidades en la Puna de Atacama?
Tiempo de lectura: 3 minutos Medio ambiente y cambio climático han sido importantes para el curso de la historia, generando transformaciones a largo plazo. Bien lo supieron las comunidades de cazadores-recolectares que habitaron durante la segunda parte del Holoceno Medio en la Puna de Atacama, quienes por las marcadas sequías debieron reorganizarse.
Un investigación liderada por el académico del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile, Patricio De Souza, indaga en cómo el aumento de las temperaturas en la Puna de Atacama implicó una marcada merma de las precipitaciones, con consecuencias sobre la disponibilidad de recursos hídricos y bióticos en el ambiente, afectando la vida social, económica y organizativa de grupos cazadores-recolectores de la región.
El Holoceno, cuyos inicio se marcan hace unos 11 mil años, es el periodo más reciente de todos, “es el que vivimos y en América se ha desarrollado la mayoría de la historia humana”, explicó Patricio De Souza. Actualmente, hoy nos encontramos en el Holoceno tardío.
Dicho proyecto FONDECYT es sobre el Holoceno medio que tuvo varias manifestaciones en el clima, como por ejemplo el aumento de temperaturas y mucha sequía. Esto significó un cambio gravitante en grupos humanos, tendiéndose a complejizar y volviéndose poblaciones más sedentarias. Un preámbulo para las sociedades formativas o agropastoriles del periodo inmediatamente posterior.
Además de la caza y recolección, progresivamente fueron incorporando actividades sociales como la realización del arte rupestre; confección de artefactos a partir de los animales cazados, ciertos adornos o cuentas (chaquiras) de collares –en este caso, sobre conchas de moluscos provenientes del Pacífico– que después los hicieron también en mineral de cobre. Particularmente, el uso del cobre se remonta al periodo Arcaico tardío, previo a que las comunidades se transformaran en sociedades agropastoriles. No lo fundían, aclara el arqueólogo, pero lo usaban –al parecer– en rituales andinos para challar (o arrojar el material molido hacia la tierra), además de confeccionar estas cuentas.
Sociedades como estas, primero, se organizaron en sociedades cazadoras recolectoras con pequeñas familias y bandas de posiblemente no más de 15 o 20 personas. Luego, en el Holoceno Medio empezaron a crecer en población y a ser más estables, creando una organización de su movilidad a través de campamentos base, desde los cuales se desprendían grupos de tareas. Hallazgos y conclusiones así han podido ser determinados gracias a registros arqueológicos.
Sociedades innovadoras
Con el FONDECYT, “queremos estudiar los asentamientos humanos en tres espacios diferentes de este periodo ubicados a distintas altitudes: Pie de Puna, a unos 2500 metros sobre el nivel del mar; más arriba hacia las quebradas intermedias con 3000 metros sobre el nivel del mar; y Alta puna con 4000 metros sobre el nivel del mar. Siempre fue importante la articulación de estos tres espacios porque dentro de ellos había recursos complementarios que fueron aprovechados por los seres humanos”, detalló De Souza.
Para desarrollar esta investigación, la relación con la comunidad Chiu Chiu ha sido crucial y ellos están muy conscientes de su patrimonio material, el cual “en el pasado ha sido de los más saqueados del norte de Chile, con una riqueza arqueológica tremenda”, señaló el académico. En ese marco, en 2022 la Facultad de Cs. Sociales de la U. de Chile firmó un histórico convenio de colaboración con la comunidad de Chiu Chiu.
“Una innovación social de esas comunidades pretéritas fue la domesticación de camélidos. Durante el Holoceno Medio se produjo una relación cada vez más estrecha entre humanos y camélidos. Eso creó una nueva especie que es la llama, proveniente del guanaco. Eso podría entenderse como innovación social, aunque a largo plazo”, explicó De Souza.
Otra innovación social relevante fue la creación de morteros tronco cónicos, con los cuales ellos(as) procesaban los vegetales. La confección de cuentas de collares también es destacable en esta línea, constituyendo una innovación tecnológica muy significativa. De hecho, el equipo se encuentra investigando si en las comunidades de esa época apareció también el arco y la flecha.
Vinculando ese pasado con nuestro presente, Patricio De Souza expone que la principal lección para los seres humanos es que el ambiente y el cambio climático han sido tremendamente importantes para el curso de la historia y la humanidad, cuyas transformaciones son a largo plazo. “Sin embargo, es muy probable que, en nuestra época, el ser humano ha inducido los cambios climáticos y eso no se daba con esa intensidad en tiempos pretéritos”, indicó De Souza.
Fuente: Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile