En vivo 🟠 SEÑAL ONLINE

Investigadora explica las huellas que las experiencias traumáticas dejan la infancia

  -

Tiempo de lectura: 2 minutos La infancia, un periodo crucial de desarrollo, es susceptible a experiencias adversas que pueden tener consecuencias a largo plazo en la salud mental. La investigadora María Pía Santelices enfatizó la vulnerabilidad de niños y niñas ante estas situaciones.

Comparte:
Las experiencias adversas en la infancia (EAI) corresponden a las situaciones vividas antes de los 18 años que pueden generar un trauma en los niños, niñas y adolescentes. De acuerdo con la académica, en Chile, el modelo de crianza sigue arraigado en la violencia.
En un nuevo capítulo de Salud Mental al Día, la profesora titular de psicología de la UC, María Pía Santelices reflexionó sobre el impacto que estas experiencias tienen en el desarrollo de las personas y la importancia de prevenir y acompañar a los niños durante una etapa más vulnerable.
«Hay situaciones adversas que no debieran ocurrir, por ejemplo el maltrato en la infancia. Tenemos cifras súper alarmantes como que los mismos chilenos, chilenas dicen que el 62% utilizan violencia para criar a sus hijos, violencia física e incluso psicológica. Tenemos un estilo de crianza, todavía, basado en la violencia», expresó la investigadora principal del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP).

¿Está preparado el país en materia de prevención?

Si bien, el programa «Chile Crece Contigo» responde a la prevención y cuidado de las infancias, la especialista llamó a seguir invirtiendo en iniciativas e intervenciones de violencia en la infancia, considerando que un programa que finaliza a los 9 años de edad de los niños no es suficiente para acompañar y evitar estas transgresiones.
«Hay iniciativas individuales, pero todavía yo creo que nos falta muchísimo en avanzar hacia una real protección y que podamos decir que los niños y niñas en Chile crecen felices, en un entorno protegido», señaló la investigadora.
La replicación intergeneracional de patrones de crianza disfuncionales es otro factor que perpetúa las EAI. Ante esto enfatizó la importancia del proceso de reflexión y trabajo en aspectos de la crianza, a fin de evitar replicar comportamientos de este calibre en la vida parental.
«Ese proceso se podría detener. No es algo fácil, pero primero detectando las experiencias adversas que vivieron los padres, eso no se hace en Chile», reflexionó la directora del Centro Cuida UC.
Para progresar en el trabajo de investigación, el centro MIDAP pesquisa los casos de padres y madres que necesitan el acompañamiento para trabajar experiencias de infancia o el burn out parental: el agotamiento de padres, madres o cuidadores. Una metáfora que se utiliza para explicar el estrés que significa para muchos padres y madres la etapa de crianza.
Otro desafío en la detección de EAI es la intervención de terceros, como familiares, profesores o vecinos que den cuenta de situaciones de riesgo para los menores de edad. La especialista llamó a la comunidad a involucrarse en la protección de la niñez y a no ser indiferentes ante los hechos.

Señales que requieren atención

En primer lugar, según señaló la investigadora, es fundamental observar constantemente a los niños y niñas para estar atentos a señales como cambios de ánimo abruptos. Uno de los métodos que destacó son los cuentos, las historias y las conversaciones que permiten a los padres inferir lo que ocurre en su mundo infantil.
En cuanto a los adolescentes, mantener la comunicación y conversaciones más emocionales es clave para detectar situaciones que podrían significar una vulneración a sus derechos.

El MIDAP trabaja en un proyecto de investigación sobre biomarcadores que busca relacionar los traumas psicosociales con marcadores físicos, como el cortisol en el cabello. Este estudio, pionero en el hemisferio sur, pretende comprender mejor el impacto de las EAI a nivel local.


Te puede interesar