Turismo científico en Aysén: La apuesta para conectar a los visitantes con la Patagonia
Tiempo de lectura: 2 minutos Esta modalidad no solo ofrece una experiencia enriquecedora para los visitantes, sino que también promueve la sustentabilidad y el desarrollo de la comunidad local, convirtiendo la ciencia en una herramienta clave para la conservación.
En el corazón de la Patagonia chilena, una iniciativa busca transformar la manera en que los turistas interactúan con el entorno. Impulsado por el Centro de Investigación Oceanográfica Copas Coastal, el proyecto de Centros de Interpretación Ambiental y Turística en Caleta Tortel, Región de Aysén, está fortaleciendo una nueva forma de viajar: el turismo científico.
El modelo propuesto en Caleta Tortel se enfoca en un turismo regenerativo. «No estamos buscando que venga un conglomerado internacional a ganar plata aquí, sino que sean los mismos operadores turísticos, la misma gente de la comunidad, la que se enriquezca», explica Paúl Gómez, coordinador de divulgación y educación científica del Centro Copas Coastal y director del proyecto. El objetivo es crear un círculo virtuoso donde el turismo beneficie directamente a los habitantes y contribuya a la protección del ecosistema.
Los Centros de Interpretación Ambiental son el pilar de esta propuesta. Estos funcionan como espacios abiertos que conectan directamente al visitante con el paisaje. «Ves una explicación sobre lo que son los fiordos, giras un poco la vista hacia la derecha y ves un fiordo ahí«, describe Gómez.
Conectar, educar y proteger: La misión del turismo científico
El principal objetivo de estos centros es «meter ciencia de contrabando» en la experiencia turística. Los visitantes, que llegan a Tortel atraídos por sus famosas pasarelas de madera y paisajes sobrecogedores, encuentran en estos espacios una oportunidad para profundizar su comprensión del entorno.
La información científica, fruto de años de investigación del Centro Copas en la zona, se presenta de manera accesible y atractiva, abordando temas como la oceanografía, el impacto del cambio climático en los fiordos y glaciares, y la biodiversidad local.
Este enfoque educativo también sirve como una plataforma para visibilizar problemáticas ambientales urgentes. Un ejemplo clave es la extracción del musgo pompón, una actividad que amenaza las valiosas turberas de la región. El centro aprovecha la instancia para explicar la importancia de estos ecosistemas como reservorios de agua y carbono, y los efectos negativos de su explotación insostenible.
De esta manera, el turista no solo se lleva una foto, sino también un aprendizaje y una mayor conciencia sobre la fragilidad de la Patagonia. La iniciativa no solo guía al visitante, sino que lo transforma en un aliado de la conservación.