Estudio revela que el ejercicio entre los 45 y 65 años puede ayudar a prevenir el alzhéimer

Tiempo de lectura: 2 minutos Los resultados muestran que los participantes que siguieron las recomendaciones de actividad física de la OMS presentaron una menor acumulación de la proteína beta amiloide respecto de aquellos que redujeron su actividad física o adoptaron un estilo de vida sedentario.
Hacer ejercicio físico entre los 45 y los 65 años puede ser beneficioso para prevenir el desarrollo del alzhéimer, mientras que los hábitos sedentarios serían perjudiciales para la salud cerebral, según un estudio.
La investigación, publicada en la revista científica Alzheimer’s & Dementia, fue liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC) de la Fundación Pasqual Maragall.
El estudio vincula el nivel de actividad física de las personas con la acumulación de la proteína beta amiloide. La beta amiloide es una proteína que puede obstaculizar la comunicación entre las neuronas si se acumula en el cerebro y es un factor clave en la posterior aparición de síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa.
El impacto de la actividad física
Durante cuatro años, los científicos hicieron un seguimiento de 337 personas de mediana edad (45 a 65 años), de la región española de Cataluña, con antecedentes familiares de alzhéimer.
En este periodo evaluaron su nivel de actividad física y realizaron pruebas de neuroimagen, según explicó la primera autora del estudio, Müge Akıncı.
Los resultados muestran que los participantes que siguieron las recomendaciones de actividad física determinados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentaron una menor acumulación de beta amiloide respecto de aquellos que redujeron su actividad física o adoptaron un estilo de vida sedentario.
Concretamente, la OMS recomienda hacer entre 150 y 300 minutos de ejercicio físico moderado o entre 75 y 150 minutos intensos a la semana.
Además, los científicos del estudio detectaron que, a mayor aumento de actividad, mayor es la reducción de la presencia de esta proteína en el cerebro.
Los sujetos no sedentarios, además, resultaron tener un mayor grosor cortical en algunas regiones del cerebro relacionadas con el alzhéimer, como las áreas temporales mediales que son claves en la memoria.
Según el ISGlobal, se estima que un 13 % de los casos de alzhéimer puede atribuirse a la inactividad física.
En este sentido, la investigadora del ISGlobal que lideró el estudio, Eider Arenaza-Urquijo, explicó que los resultados «refuerzan la importancia de fomentar el ejercicio en la mediana edad como estrategia de salud pública» y que estas campañas «podrían ser claves para reducir la incidencia del alzhéimer en el futuro».